Golpeo la espalda de dios con un sable
Preparo la pared
el altar
el purgatorio
De la cabeza le brotan aleluyas completos
y del pecho cuelga
un rebaño de pelos ásperos
De niño me abrigo
apretujo el dolor con grandes manos
y siempre a mi espalda me hablo:
bendita eres entre todas las mujeres
y bendito sea el fruto de tu vientre Jesús
alacranes picoteaban
racimos de uvas frescas
escurrían por mis piernas
mi hondura era convertida en cáliz perfecto
Santa María madre de dios
ruega por nosotros los pecadores
ahora y en la hora de nuestra muerte amen
Continúo con el sable. Hurgando la piel
busco en cada trazo
la santa misa
su sagrado oficio
el perfume olivado
aparece en la memoria
cuantas veces me alimenté con el cuerpo de Cristo
padre nuestro que estas en los cielos
santificado sea tu nombre
El desgarre es benigno
mas no el golpe en el costado
ni el vinagre en la boca
vinagre que entre cielos y vírgenes probé
vinagre que quema
y resbala cortante
por las cavidades.
venga a nosotros tu reino
hágase señor tu voluntad
aquí en la tierra como en el cielo
Siete veces sufrí
Setenta veces siete
Las anginas reventadas
Las horas colgadas al cuello
Los pezones fermentados en saliva
Y después:
el silencio
siempre, el omnipotente silencio
bendito , bendito, bendito, sea dios
los ángeles cantan y alaban a dios
Era bello
bata de satín
corona de piedras finas
elevado sobre pedestal de mármol
quien pudiera verlo ahora
desnudo
sin la ventisca de lo eterno.
La profecía se cumple
quebrantaré los salmos
Jehová es mi pastor nada me faltará
en lugares de delicados pastos me hará descansar
junto a aguas de reposo me pastoreara
Su espalda ha sido separada anillo por anillo
carne desgarrada cuelga en la pared
El amor es piedra
y sobre la piedra edificaré mi iglesia
De rodillas ―casi― en el paraíso
y con el derecho que la fe
me concede
me llevo a la boca la sabiduría
y mastico fervientemente
los genitales de dios
altar de los dioses perdidos
ruega por nosotros
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